Sudáfrica. Noviembre 2005

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Hace 6 años que no iba al Africa y hace exactamente 10 que hice un safari fotográfico, sueño que siempre tuve de niña.....Cuando aún no existía el cable y los canales nacionales pasaban los documentales de animales en el Parque Serengeti, yo siempre me imaginaba dentro de esos grandes jeeps viendo a los guepardos persiguiendo a las cebras, a las manadas de ñúes migrando hacia el Parque Masai Mara en época de sequía o los grandes hipopótamos abriendo sus bocotas y enseñando orgullosos sus colmillos gigantes; ahí aprendí que esos gorditos simpaticones eran los animales más peligrosos del África. Mi sueño de niña se hizo realidad cuando viajé a Kenia y Tanzania en 1997, me sentía Daktari (¿se acuerdan de él?); esa misma emoción sentí al saber que volvería al Africa y que iría a otro de sus Parques emblemáticos: el kruger .
Este viaje se dió de pura casualidad: una amiga de la universidad, Mariangela, alias la crazy, trabaja en la embajada sudafricana y tenía que viajar allá por trabajo. Su viaje coincidía con mis vacaciones (¿casualidad?, mmm)....Me propuso que le diera el alcance una vez concluídas sus obligaciones de trabajo; se imaginarán que me faltaron pies para decir que Sí.

Mi viaje empezó con el vuelo Lima-Sao Paulo en Lan; me quedé una noche allá y al día siguiente continué con vuelo directo a Johanesburgo vía South African Airways. En el aeropuerto ya me esperaban la crazy y Grimmy, un amigo sudafricano que nos hospedará durante nuestra estadía en Joburg (así la llaman los sudafricanos).

Estaba tan emocionada que me olvidé de las 9 horas de vuelo y el cambio de horario. Una ducha fue suficiente para "ponerme las pilas" en un dos por tres.

En mi inseparable guía de viajes "Lonely Planet" había leído sobre un lugar al norte de Joburg donde habían logrado salvar de la extinción al guepardo o cheetah y sobretodo a una especie de guepardo, el king cheetah, que ya estaba destinado a desaparecer (sólo habían 20 individuos).

El nombre de este lugar es "De Wildt Cheetah Research Center" y no sólo da refugio y protege al guepardo sino a otros animales, entre ellos el perro salvaje africano. Luego de visitar el centro con un guía especializado, tuvimos la oportunidad, si no te daba miedo, de estar cerca a un guepardo y acariciarlo. Porsupuesto que acepté.

Con toda la emoción de la visita, volvimos a Joburg...comimos algo y caí muerta.

Nooooo......al día siguiente Grimmy nos sacó de la casa a las 6:30am rumbo a Sun city, a dos horas y media de Joburg. Es un lugar que no hubiera visitado si hubiese estado sola, creo que hay lugares mucho más interesantes para ir; pero bueno, Grimmy con mucho cariño nos invitó y la pasé muy bien. Fuimos con Rakesh y Hiro, dos amigos y socios de Grimmy que acababan de llegar de la India.

Sun city es un lugar con hoteles y restaurantes de lujo, casinos, parques temáticos, castillos y playas artificiales. Es muy bonito y fue una experiencia diferente.

Hoy pasamos la noche en casa de Neil el croco porque a las 4am estamos partiendo con su hijo Alan en una camioneta hacia el Parque Nacional Kruger. Es realmente un placer viajar por tierra: cuando andas corriendo de avión en avión te pierdes tantas cosas; es verdad también que el avión te ahorra tiempo, pero yo te recomiendo que siempre trates de hacer una parte de tu viaje por tierra, verás la diferencia.

El recorrido total hasta Numbi Gate, la entrada del Kruger que nos llevará a Lower Sabie, campamento donde pasaremos la noche, es de 500Km. (Aprox. 5 horas), luego 3 horas y media más dentro de la reserva ya que los caminos son difíciles y la velocidad máxima es de 60Km/h.

Ese día recorrimos parte del parque: tuvimos mucha suerte...vimos búfalos, impalas, cebras, kudus (venado sudafricano), jabalíes, elefantes, jirafas, monos, el escurridiso rinoceronte blanco y mucho más.

Hicimos una caminata nocturna, agazapados entre la maleza, buscando felinos, con rifles por si teníamos algún imprevisto (Imprevisto: ser atacado en medio de la noche por un depredador). Nos agarró una lluvia de las buenas, felizmente estábamos preparados, pero eso hizo aún más difícil la caminata, y más interesante aún.

Finalmente encontramos una manada de leones que acababan de matar a un búfalo y se lo estaban devorando...el olor a sangre, los gruñidos, la oscuridad, los latidos de mi corazón que ya parecían tambores, el sentirte tan insignificante ante este espectáculo; somos simple visitantes, ¿o invasores? sólo viene a mi mente en ese momento que para que veamos cosas como estas, debemos respetar la naturaleza, no destruír, no depredar....simplemente observar.

El calor era infernal, no corría viento, llovía mucho...pero eso no importa: estar en el Kruger y tener la oportunidad de estar en contacto con la naturaleza, de vivir aventuras como ésta no tiene precio (ya parece propaganda de Master Card, jaja!).

Aqui una foto de ese safari nocturno.

Fueron 5 días inolvidables en el Kruger y con mucha pena nos tenemos que despedir de Alan, nuestro compañero, guía y amigo en esta gran aventura....gracias Alan, eres lo máxxxximo!!; pero aún hay mucho que ver. Ahora nos vamos en avión a Port Elizabeth, donde alquuilaremos un auto y viajaremos hasta Ciudad del Cabo.

Nos quedamos en Port Elizabeth un día, es un pueblito costero sin mucho por ver... lo bonito fue que nos quedamos en casa de Stuart y Theresa, una pareja de amigos y la pasamos muy bien.
Luego alquilamos nuestro auto y enrumbamos al sur...yo manejé siempre porque el timón aqui es al lado derecho y a la crazy le da cosa; no me molesta porque las carreteras aqui son un lujo y el tránsito bastante civilizado. El paisaje a lo largo del camino es espectacular, la naturaleza esta por donde mires.... Estuvimos en JBay (La playa para surfers más famosa de Sudáfrica), Storms River, Knysna, Oudsthoorn donde visité los Cango Caves (cavernas con estalactitas y estalacmitas de 1 millón y medio de antigüedad), y finalmente Ciudad del Cabo, una de las ciudades más maravillosas que he visitado. Aquí un pequeño compendio de esos lugares.

Caminos del Inca, Cusco. Setiembre 2001

Este fue un viaje que siempre había querido hacer, pero por cosas de la vida no se había dado. El Perú tiene un encanto especial y visitar sus maravillosos lugares es un placer.

Como en la vida nada es casualidad, el viaje se dio por una situación inimaginable. Yo tenía vacaciones la segunda quincena de Setiembre y ya tenía todo planeado para ir a Turquía; sin embargo, sucede a veces que los planes se diluyen como el agua entre los dedos y aunque uno haga mil y un cosas para detener y cambiar lo que ya está escrito, las cosas no se darán. No era el momento de ir a Turquía. ¿Qué pasó? Pues sucedió el ataque terrorista a las torres gemelas de Nueva York. Debido a esto, miles de vuelos se cancelaron, muchos aeropuertos cerraron y las embajadas recomendaron no viajar a países árabes. Era una situación difícil y bastante aterradora ya que dos de los tres aviones que fueron atacados pertenecían a American Airlines, donde yo trabajo y en cuyos aviones pensaba viajar. Sin pensarlo mucho y comprendiendo que no era recomendable hacer ese viaje, decidí cambiar los planes; hable con Patty, una amiga que trabaja conmigo y con quien siempre habíamos hablado de viajar a Cusco y hacer caminos del Inca, y ya...dos días después estábamos rumbo a la ciudad imperial.

Contactamos a un operador turístico en la ciudad y decidimos hacer el Camino Inca de 4 días. En el grupo Patty y yo éramos las únicas peruanas, el resto venía de Holanda, Inglaterra, Israel y Australia, así que a hablar inglés se ha dicho. Fue un reto grande, ya que caminar a 4,200msnm no es cosa de juego y menos aún cuando fumas como chino en quiebra, ¿será este un motivo más para tratar de dejar el cigarro?

El primer día fue el más difícil: como buena deportista y con ese espíritu competitivo que llevo pegado a mí como una garrapata, empece a un ritmo veloz, claro me sentía Speedy Gonzáles.... luego de 15 minutos ya parecía más una tortuga con taquicardia, tuve que meter mi orgullo a la mochila, tomar un poco de oxígeno del tanque y continuar a ritmo calmado para esperar que mi cuerpo se adapte a las nuevas condiciones. A partir de ahí todo fue bien...paisajes llenos de vida, de color que parecían óleos salidos de una galería de arte. Un aire puro y limpio que dá gusto respirar y el sonido de la naturaleza que revolotea en tus oídos como una melodía mágica.

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Aunque al final del día llegábamos cansados al lugar donde prepararíamos el campamento, luego nos dábamos cuenta de lo afortunados que éramos al poder sentarnos en nuestra carpa al borde del abismo y ver, sentir, palpar, respirar ese milagro de la naturaleza, esa energía indescriptible que toca cada célula de tu cuerpo; en ese momento todo el cansancio desaparecía y nuestro ser se unía con el ser universal.

El cuarto día fue la coronación de todas las experiencias vividas. La ansiedad por llegar a nuestro lugar mágico, admirado por miles de millones de personas alrededor del mundo, candidato a ser una de las siete maravillas del mundo, patrimonio cultural y natural de la humanidad...nuestro MACHU PICCHU, nuestro cerro viejo (traducción del quechua), lleno de historia y a la vez lleno de misterios. Ese fue uno de los momentos más emocionantes para mí: caminaba al borde del abismo, me encontré con una curva pronunciada, al darle vuelta me encontré con este coloso imponente, mis latidos se aceleraron y lo único que hice fue quedarme parada casi durante una hora admirando tal belleza. Patty y yo decidimos hacer Reiki ahí mismo donde las energías más maravillosas confluían. Sólo puedo agradecer la oportunidad de haber podido estar ahí, y haber recorrido el mismo camino que hace miles de años recorrieron nuestros ancestros.

ROSTROS

Miradas, sonrisas. No importa de donde vengan, todas dicen mucho de la vida, la cultura, las costumbres...

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Ayampe, Ecuador. Febrero 2007.

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Cada vez que tengo la oportunidad, salgo de viaje; ya sea dentro o fuera del Perú. Esta vez terminé en tierras del norte, no donde el tío Sam con quien la mayoría sueña. Estuve en una playa linda, sin tumultos ni turistas, sin tráfico ni bulla donde aún se respira paz, donde se puede caminar en la playa sin chocarte con la gente ni con los vendedores de hasta lo inimaginable y sobretodo donde puedes sentarte a ver un sunset maravilloso y meditar con el sonido hipnotizador de las olas, las gaviotas y los cormoranes; ahí la industria turística aún no ha quebrado la relación armónica hombre-naturaleza. Se llama Ayampe y es una de las playas que está dentro de la llamada "Ruta del Sol". Está ubicada a 25 escasos minutos de la famosa, turística, y caótica "Montañitas" donde pululan hippies, "surferitos", fumones, hueveros y todo el que logre caber ya que está totalmente saturada.

Esta vez viajo con Pati Claret, amiga del yoga y con quien he viajado ya un par de veces más.
El viaje empieza en la estación de buses "Cruz del Sur" donde nos esperan 18 horas de viaje hasta la ciudad de Tumbes, claro que en primera clase donde iremos más cómodas y el sueño no será tan difícil de alcanzar. Salimos a las 4pm. Bon Voyage!

A lo largo del viaje, nos damos cuenta que los paisajes de la costa peruana son áridos, sin embargo el mosaico de colores y formas de los cerros esculpidos por el viento y la arena despiertan nuestra imaginación.

Para suerte nuestra, pudimos dormir casi todo el viaje. Puntualmente llegamos a Tumbes luego de 17 horas y media; ahí nos esperará Miguel Salazar quien nos llevará a hacer los trámites migratorios respectivos en la frontera. Parece que la burocracia no ha llegado a los puestos de migración o ese día tuvimos suerte, en un dos por tres hicimos el registro de salida del Perú y el de entrada a Ecuador.

Ahora a esperar nuestra camioneta de Transfosur que nos llevará a Guayaquil. Llegará? Mejor esperamos sentadas...

El viaje fue super cómodo y con concierto incluido (los ronquidos de una pasajera que para suerte mia estaba a mi lado); por suerte el viaje fue corto (3 horas y media). Finalmente en Guayaquil nos recibió Lorna con chofer y todo (faltó la alfombra roja).

Decidimos quedarnos en Guayaquil una noche en casa de unas amigas de Lorna para descansar y visitar un poco la ciudad. En los últimos años, la ciudad de Guayaquil ha dado un cambio sorprendente y ha pasado de ser un lugar soso, sin gracia, a ser una metrópoli moderna e interesante.

Salimos un poco tarde de Guayaquil rumbo a Ayampe, con camioneta prestada, lo que nos ahorró hacer transbordo de bus a bus y caminar hasta la casa de Lorna que queda un poco lejos de la carretera.

El camino a Ayampe es muy bonito, fuimos a lo largo de la costa en la llamada "Ruta del Sol", ruta turística promocionada por el gobierno ecuatoriano y que se ha convertido en un destino muy popular.

En el camino nos detuvimos a comprar de todo un poco y tuve la oportunidad de tomar algunas fotos.

Finalmente llegamos a Ayampe; uff! que vista tan linda desde la casa de Lorna, un sitio maravilloso rodeado de montañas, océano y vegetación (aunque en esta época ha habido una sequía fuerte y el verdor no está en todo su esplendor); el mar: tibio; es un lugar tranquilo donde se escuchan los graznidos de las gaviotas y de otras aves costeras. El clima es perfecto: mucho sol y calor en el día y en la noche el frescor que nos da la brisa marina en esta época del año, y hace que el sueño sea supremo.

En las mañanas un poco de yoga a veces, caminatas en la playa, y el nuevo grito de la moda inventado por 3 peruanas con mucho tiempo libre y nada que hacer: el "Yogagua". Sunsets maravillosos acompañados por sesiones de meditación.

No hablo más y los dejo con algunas imágenes del viaje...hasta la próxima!